Lima, Perú 2003
Historia de un local de tatuajes en Lima – Perú, donde Enrique plasma su talento y su arte, transformando la piel de sus clientes, en algunos casos, en verdaderos lienzos humanos. Ésta es una profesión que aún lucha contra los prejuicios de una parte de la sociedad.

Lima, Perú (Febrero de 2003).- Enrique Patiño (c), conocido como «Kike», junto a sus ayudantes Manolo (d) y Eduardo, espera clientes frente a su local de tatuajes. Enrique tuvo que enfrentar la incomprensión de su familia, principalmente de su madre. Ella pensaba que se tatuaban solo los delincuentes y resentidos sociales, pero venció esa barrera y ahora tiene un negocio próspero en el Centro Comercial Expocentro, en Lima – Perú. Alfredo Cárdenas.

Lima, Perú (Febrero de 2003).- Enrique Patiño, conocido como «Kike», trabaja en el pecho de Marco, en su local de tatuajes. Enrique tuvo que superar la incomprensión de su familia, principalmente de su madre. Ella pensaba que se tatuaban solo los delincuentes y resentidos sociales, pero venció esa barrera y ahora tiene un negocio próspero en Centro Comercial Expocentro, en Lima – Perú. Alfredo Cárdenas.

Lima, Perú (Febrero de 2003).- Dos mujeres seleccionan su diseño en el local de tatuajes de Enrique Patiño, conocido como «Kike», quien tuvo que enfrentar la incomprensión de su familia, principalmente de su madre. Ella pensaba que se tatuaban solo los delincuentes y resentidos sociales, pero venció esa barrera y ahora tiene un negocio próspero en el Centro Comercial Expocentro, en Lima – Perú. Alfredo Cárdenas.

Lima, Perú (Febrero de 2003).- Enrique Patiño, conocido como «Kike», coloca un pearcing en su local de tatuajes. Enrique tuvo que enfrentar la incomprensión de su familia, principalmente de su madre. Ella pensaba que se tatuaban solo los delincuentes y resentidos sociales, pero venció esa barrera y ahora tiene un negocio próspero en el Centro Comercial Expocentro, en Lima – Perú. Alfredo Cárdenas.

Lima, Perú (Febrero de 2003).- Enrique Patiño, conocido como «Kike», trabaja en la espalda de Andrés, miembro de la banda de rock Leucemia, en su local de tatuajes. Enrique tuvo que enfrentar la incomprensión de su familia, principalmente de su madre. Ella pensaba que se tatuaban solo los delincuentes y resentidos sociales, pero venció esa barrera y ahora tiene un negocio próspero en el Centro Comercial Expocentro, en Lima – Perú. Alfredo Cárdenas.

Lima, Perú (Febrero de 2003).- Manolo trabaja tatuando un toro en el coxis de Karina Chacón, de 21 años, en el local de tatuajes de su maestro Enrique Patiño, conocido como «Kike», quien tuvo que enfrentar la incomprensión de su familia, principalmente de su madre. Ella pensaba que se tatuaban solo los delincuentes y resentidos sociales, pero venció esa barrera y ahora tiene un negocio próspero en el Centro Comercial Expocentro, en Lima – Perú. Alfredo Cárdenas.

Lima, Perú (Febrero de 2003).- Enrique Patiño, conocido como «Kike», trabaja en el pecho de Marco, en su local de tatuajes. Enrique tuvo que enfrentar la incomprensión de su familia, principalmente de su madre. Ella pensaba que se tatuaban solo los delincuentes y resentidos sociales, pero venció esa barrera y ahora tiene un negocio próspero en el Centro Comercial Expocentro, en Lima – Perú. Alfredo Cárdenas.